A él debió parecerle muy divertido eso de venir disfrazado de tirolesa el día de nuestra boda, aunque a mí no me hizo ninguna gracia. Lo perdoné porque éramos jóvenes, alocados y nos queríamos mucho. Ahora le escondo la dentadura postiza todos los fines de semana y las fiestas de guardar. Qué le voy a hacer, rencorosilla que es una.
agosto 21st, 2007 at 11:01 pm
Genial !
agosto 31st, 2007 at 8:08 pm
jajajajaja