La baronesa de Ferdinand, viuda rica y excéntrica, acostumbraba a viajar precedida de una larguísima comitiva de mozos, lacayos, porteadores, doncellas, sirvientes, bufones, mayordomos, peluqueros, guardaespaldas y algún que otro amante. A la cabeza de tan extraordinario desfile situaba siempre a su mensajero más elegante, con una breve nota que decía: “Llego mañana”.
marzo 18th, 2008 at 11:10 am
Sólo puedo decir una cosa: xD
marzo 18th, 2008 at 11:57 am
y al dia siguiente le llegó un mensaje, «mañana la esperamos»
marzo 19th, 2008 at 11:40 pm
ika: jajaja x)
marzo 23rd, 2008 at 7:20 pm
:P Tendrían reservado un hotel para ellos. Y otro para ella, claro.
marzo 24th, 2008 at 1:34 am
Es lo que tiene tener un séquito que desfila en fila india… ¡y por adelantado!
;-)
marzo 28th, 2008 at 10:22 pm
No sé cómo he llegado hasta aquí pero me encanta lo que he encontrado. Es como el tesoro que encuentran los chicos de Los Goonies. Tu apellido es el mismo que el de la persona que me ha llevado hasta ti, pero estoy desubicada. Aún así seguiré paseando por un blog tan magnífico.
marzo 28th, 2008 at 11:31 pm
aplausos, eso es un buen cuento corto, corto cortísimo, pero necesario.
abril 14th, 2008 at 5:13 pm
Un sentido del humor elegante. Una historia simpática. Delicioso.
abril 28th, 2008 at 1:25 pm
Aunque este le he leido hace tiempo, he de reconocer que es uno de mis favoritos
saludos
JJ
abril 29th, 2008 at 9:57 am
No se para qué sirve un guardaespaldas si camina delante de la persona a la que tiene que proteger, supuestamente. A ese, que lo quite del séquito.