Ella no existía antes de que yo la conociera, pensó. ¿Estaban mejor así? No existía, y por una razón muy simple: él no sabía de su existencia. Era poco más que una figura borrosa, un pedacito de niebla. Una nadie bajita y rubia que ahora, sin embargo, no podía quitarse de la cabeza.

Mientras le daba vueltas a todo esto se olvidó del sándwich que se estaba preparando para cenar, y éste se fue desvaneciendo poco a poco. Primero el pan, luego la mayonesa, el atún, y por último el plato. Como si nunca, nunca jamás, hubiesen estado allí.

One Response to “Borrarse”

  1. Carlos Says:

    Acabo de descubrir tu blog en uno de mis viajes interestelares y llevo un rato dando vueltas alrededor, atraído por su luz como una polilla.
    He leído algunos de tus minicuentos y me han gustado mucho, éste especialmente, por cómo pones en duda la realidad (o habría que decir las realidades, tantas como personas); y sobretodo por cómo describes el enamoramiento y sus síntomas… sospecho el siguiente paso: todo se vuelve invisible para el protagonista excepto la persona amada, de modo que fuera de ella no hay nada, sólo vacío. ¡Que terrible!

    PD: que sepas que te has ganado a un lector-polilla más.