Estaba tan convencida de que tarde o temprano la iba a engañar que decidió no casarse con él, no acudir a la cita, no comprarse ese vestido, no entrar a trabajar en aquella oficina, no estudiar en la Universidad, no alternar con esos chicos del instituto, no pasar los veranos con sus abuelos, no llegar a nacer siquiera.
junio 19th, 2009 at 5:30 pm
Genial, simplemente genial. Te he descubierto hou pero espero pasarme a menudo por aquí. Ya por este cuento, te has ganado un enlace. Enhorabuena.
noviembre 11th, 2009 at 9:07 am
¡Extraordinario! Es de esos cuentos que uno quisiera haber escrito.