El séptimo día se echó a dormir a la sombra de un membrillo. Hubo lluvias, guerras, plagas, epidemias y, sobre todo, muertos, muchos muertos. Pero él no se enteraba de nada.
Se despertó miles de años después en medio de un inmenso desierto de arena, cuando ya no quedaba casi nada que salvar.
noviembre 23rd, 2007 at 9:18 pm
Peaso siesta, ¿no? :-)
noviembre 24th, 2007 at 2:40 am
Me gustaron mucho los tres cuentos ultimos que pusiste (16, 17 y 18 de noviembre), pero en especial éste… Me quedado un rato reflexionando sobre él y me encanta cómo lo has plasmado! De verdad, mi enhorabuena por decir tanto con tan pocas palabras!
Un saludo!
diciembre 2nd, 2007 at 2:55 am
El séptimo día, antes de irse a dormir, debería haber inventado los despertadores y las alarmas anti incendios… ¡si es que no se puede vivir tan feliz, sin preocupaciones, como si fueras inmortal!
:P
diciembre 3rd, 2007 at 4:17 pm
» Somos el sueño de un dios que está dormido. « Hace algún tiempo me encontré con esta frase … hoy la uno a tu texto y se vuelven a abrir interrogantes …